Para que los cartílagos estén sanos se necesitan tres condiciones: agua para la lubricación y el sustento, proteoglicanos para atraer y conservar el agua, y colágeno para mantener los proteoglicanos en su sitio.

Glucosamina El cuerpo humano utiliza la glucosamina para producir otras sustancias relacionadas a la formación de tendones, ligamentos, cartílagos y el líquido que rodea las articulaciones, de la cual, se ha comprobado que el sulfato de glucosamina funciona mejor que otras formas de glucosamina. La mayoría de las personas en el mundo que sufren de artritis o dolores óseos relatan un aumento de funcionamiento en sus articulaciones y disminución del dolor con el uso de la glucosamina.

En muchos casos incluso se ha restaurado el cartílago dañado, mientras que en otros pacientes ha reducido la necesidad de medicación contra el dolor. La glucosamina produce sustancias que evitan que los huesos se froten uno contra el otro.

Sulfato de Condroitina El sulfato de condroitina se encuentra habitualmente asociada con proteínas, constituyendo agregados de alto peso molecular denominados proteoglicanos. Es un importante componente de la mayoría de los tejidos de vertebrados e invertebrados y se encuentra presente, mayormente, en aquellos que poseen una gran matriz extracelular, por ejemplo: cartílago, piel, vasos sanguíneos, ligamentos y tendones.

 Aporta al cartílago sus propiedades mecánicas y elásticas, y le proporciona gran parte de su resistencia a la compresión. La condroitina es un nutriente del tejido conectivo capaz de enlazar moléculas de agua para lubricar, amortiguar y apoyar las articulaciones.

El Cartílago y el Colágeno Hidrolizado Tipo II El colágeno es una proteína estructural que forma las fibras de colágeno, y está presente en todos los tipos de tejido conjuntivo. Es la molécula más abundante y quizás la más importante de todas las moléculas del cartílago, actuando como unión entre distintos tejidos gracias a la red de fibras que forma. Estas fibras de colágeno son flexibles, pero ofrecen una gran resistencia a la tracción, soportando grandes fuerzas con solo un pequeño aumento de su longitud original.

El colágeno está concentrado especialmente en aquellos tejidos que soportan el peso del organismo, fundamentalmente los cartílagos y los huesos, también en los tendones (zonas que transmiten fuerza) y en las zonas como la dermis o en donde se necesita un material para proteger.